lunes, 29 de octubre de 2012

Metrobús: Un emparchado a la argentina

En una entrevista realizada a Mario Carmona, doctor en urbanismo y docente de la facultad de diseño y urbanismo de la U.B.A., hablamos sobre el sistema de Metrobús en la ciudad de Buenos Aires.

Inconvenientes y ventajas de un servicio que se usa para placar la falta de subtes que no se hicieron durante décadas.


miércoles, 24 de octubre de 2012

Ciudad Universitaria: En los ojos del cronista

Les dejo una toma satelital del complejo de Ciudad Universitaria. Los puntos negros corresponden a fotografías tomadas en el interior de los edificios mientras que los verdes son hechas desde afuera. Hay videos que podrán ver representados con el ícono de "Play". Por último, los puntos rojos representan nombres de algunos lugares importantes en la zona.

Todas las fotografías fueron tomadas por el autor de este blog


Que lo disfruten


martes, 23 de octubre de 2012

Ciudad Universitaria: Crónica de una visita atenta


En cierta forma, entré a ciudad universitaria antes de llegar a destino. Los vehículos circulan mientras espero el 37 en la parada de Coronel Díaz y Las Heras frente a la plaza, y en la cola solo quedan algunos que esperan el ramal a Ciudad Universitaria. Antejos, pantalones ajustados, mochilas y rostros juveniles dibujan un paisaje que imaginaba para la fila detrás de mí. Una vez a bordo del transporte me acerco al fondo del móvil donde dos jóvenes estudiantes repasan funciones y coordenadas de un cuaderno con hojas cuadriculadas (un parcial, tal vez). Mi instinto me dice que la mujer mayor sentada junto a ellas no tardará en descender. En efecto, dos paradas más tarde se para para dejarme su lugar y confirmar mi pequeño “don” narcisista del transporte público (tengo la habilidad de detectar en muchos casos quienes bajan antes y quienes después en un colectivo, creo). De cualquier forma, una vez sentado me detengo a pensar en los estudiantes que se conglomeran a bordo de estas líneas a diario. ¿Cómo será transportar una maqueta hasta Ciudad en hora pico de la mañana? ¿Qué ocurre los días de parcial? ¿Viajarán repasando en el camino o tomarán otro medio de transporte? ¿Es mejor viajar en auto y luchar por un estacionamiento al llegar? ¿Cuánto demora una persona que vive en el conurbano para acercarse hasta la facultad? No puedo responder con certeza -ni sin ella- mis cuestionamientos, además, una joven con calzas bicolor –blanco y negro- nubla mi pensamiento (¿soy el único que se marea con este tipo de prendas de vestir?). Inquebrantable, el 37 sigue su camino sobre Figueroa Alcorta, pasa el puente sobre Lugones y entra a Ciudad Universitaria. Bajo en la primera parada dentro del complejo, tengo mucho para ver.



Sede de las carreras de Matemática, Física y Meteorología, el pabellón número uno se transforma en mi primer objetivo. Quiero conocer todo el lugar y me parece adecuado comenzar por el principio. No sé si fue decepción comparativa o simple aburrimiento, pero (casi) nada me llama la atención del edificio. Pobre en decoraciones, vacío en muchas partes, carteleras desperdigadas, algunos carteles y una biblioteca con alumnos leyendo en silencio. Solo el endemoniado trazado de escaleras poco uniformes llama mi atención. Parece mentira que un edificio de tres pisos tenga tantas y, algunas, tan pequeñas. A la salida camino por el parque que conecta al edificio con los el resto de los pabellones. Hay jóvenes jugando al futbol y otros leen o toman mate. El olor a pasto y humedad del río humecta mi caminata.




Así como así llego al segundo pabellón. Su imponencia se hace ver desde lejos, pero estando aún más cerca puede apreciarse detenidamente. Es un coloso de unos nueve pisos de altura y, por lo menos, 150 metros de largo por 70 de ancho. Su muro principal reza: “Facultad de Ciencias Exactas y Naturales”. Entro.



Tal vez sea por la lógica naturalista e introvertida de los especialistas en ciencias exactas, pero el interior, a excepción de unos cuantos carteles políticos, parece desolado. Los alumnos se reúnen en, pocos, pequeños grupos para dialogar respecto a asuntos facultativos. Saco mi cámara y tomo algunas fotografías. Me impacta entrar en la facultad. Es oscura y sus aulas no están abiertas al estudiante, como una gran catedral europea; con poca luz y visitada solo por silenciosos individuos preocupados en sus asuntos.



Hay entrepisos con pinturas y mesas con sillas fijas para los alumnos, pero no comedores o locales de venta de comida. Luego caeré cuenta que, a pesar de su semejanza  exterior, poco guarda en común con el pabellón de diseño y urbanismo (3).



El camino me desvía hasta el pantano, antes de alcanzar el siguiente edificio. El Gobierno de la Ciudad prepara allí una nueva reserva ecológica junto a los terrenos de la universidad. El paso está denegado para el personal ajeno a la obra, pero me adentro unos metros para ver de cerca aunque no alcanzo a ver mucho más de lo que se veía desde afuera. De cualquier forma, hay algo emocionante en el trasgredir la ley del “prohibido pasar”. El agua se estanca en la represa de piedra que prepararon para el agua del pantano. Botellas y basura se amontonan en una esquina del piletón.



Sigo hasta la entrada del último pabellón (construido). Un pasillo poblado de venta de artesanías, programas y software de diseño, panes rellenos y películas y series televisivas dificulta mi entrada. Una vez dentro me aturde, casi, el murmullo constante de los estudiantes. Las mesas instaladas en el patio central se las reparten estudiantes que trabajan impávidos en sus labores y la luz que proviene de los ventanales sortea las enormes pancartas políticas que apoyan a distintos partidos para el centro de estudiantes. Subo unos pisos y entro en las aulas abiertas donde más alumnos trabajan, ahora en maquetas, de a grupos mientras escuchan música (¿hay clases normales en esta facultad?). Salgo del edificio.


















Una vez fuera me acerco al “pozo”. Le digo así porque se encuentra hundido unos metros bajo la tierra. Me refiero a los cimientos del pabellón número 4, la imaginaria facultad de Psicología. Saco más fotos y pienso en los alumnos que deben dividir su cursada entre cinco edificios distintos, qué se quejan de la inseguridad de cursar en Once donde los robos y la prostitución atemorizan a quienes cursan en el turno nocturno, donde las instalaciones se caen a pedazos y las quejas son desoídas por autoridades de la universidad. Entre apertura y cierre del obturador tomo registro de esos sueños frustrados que hoy perjudican a miles de alumnos y me imagino (por momentos) un edificio que nace bajo mis pies. Solo un sueño.




Algo parecido me pasa cuando entro a el bosque que alberga los cimientos del pabellón 5. Al menos este lugar aloja a ciudadanos que eligieron vivir en conexión con la naturaleza. Son “los aldeanos” de Velatropa. No quiero molestarlos, no me acerco, pero tomo algunas fotografías. El lugar se ha transformado en una especie de santuario a la naturaleza y pistas de acrobacias para bicicletas. La batería de la cámara se está terminando, me doy cuenta que a pesar de haber sacado fotos durante las últimas tres horas aún quiero sacar más. Debería haber traído una batería de repuesto. Finalmente salgo de allí y me siento a esperar mi trasporte de vuelta. Mientras me agarro la cabeza para no quedarme dormido pienso en todo esto. Me gustaría imaginar que algo bueno va a hacerse en este lugar y que tanto esfuerzo dará frutos alguna vez. No creo poder hacer mucho más, y acá viene el colectivo.  





lunes, 15 de octubre de 2012

Monumento al descamisado (fotos)

Monumento e interior

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Diarios de la época
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Estatuas

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lunes, 8 de octubre de 2012

Monumento al Descamisado


¿Qué tan fuerte puede ser la voluntad de una persona? ¿Puede llegar a construir mitos o mausoleos más grandes que la estatua de la libertad? Puede, claro que sí. Eva Duarte de Perón (“Evita”) fue y es motivo de discusiones y pasiones más grandes de lo que muchos imaginarían. Su muerte en el año 1951 fue el puntapié inicial de la caída del gobierno de Perón y el inicio de uno de los proyectos más grandes que conoció nuestra ciudad: “El monumento al descamisado


La obra se construiría con el objetivo de venerar a la figura de Evita y eternizar su unión con la clase trabajadora argentina. El plan era complejo pero realizable, solo necesitaba un elemento: continuidad política. En el año 1955 el entonces presidente Juan Domingo Perón fue depuesto por un golpe cívico-militar encabezado por el general Pedro E. Aramburu. El nuevo gobierno puso especial énfasis en destruir toda imagen y recuerdo de la década gobernada por el peronismo y volvió añicos el sueño de construir el monumento.

Sin embargo quisiera detenerme un momento. Pensar qué hubiera pasado si el proyecto seguía su curso, qué es lo que veríamos hoy en Figueroa Alcorta y Tagle, lugar donde alguna vez estuvo emplazada la cancha de River y hoy se encuentra la Floralis Genérica.

A mediados de 1951, Eva Perón, débil y acosada por un cáncer que la haría dejar vida terrenal, abrazó la idea de descansar en una obra dedicada a honrar la figura del trabajador argentino. Ya lo diría dicho en su último discurso público: “Que haya una sola clase de hombres, los que trabajan”. Sus deseos se volvieron órdenes, una vez más, y miembros del gobierno y su círculo íntimo se movilizaron para tornarlos realidad. León Tommasi, escultor favorito de la ex primera dama, fue designado para idear un proyecto acorde a lo pretendido. En diciembre del mismo año el escultor visitó la residencia presidencial, actual Biblioteca Nacional, para enseñarle la maqueta del proyecto a Evita. “Es genial porque es grande y sencillo”, dicen que dijo.

(Leon Tomassi, autor de la obra trabajando en la maqueta)

Tras ocho días de discursos y unas semanas antes de su fallecimiento, el 4 de julio de 1952 fue sancionada la ley 14.124 que preveía la construcción del monumento en la Plaza de Mayo (aunque lo monumental de la obra después impidiera ejecutarla allí) y el emplazamiento de “réplicas del monumento en la capital de cada provincia y de cada territorio nacional”. Dos años después de la muerte de Evita, fueron expuestos en la casa rosada las maquetas del proyecto.

El gigantesco monumento/mausoleo, influenciado por la tumba de Napoleón que obliga a los visitantes a inclinarse para verla, sería una obra de 137 metros de altura (45 metros por encima de la Estatua de la Libertad de Nueva York y tres veces más grande que el Cristo Redentor de Río de Janeiro) con 100 metros de diámetro ( superior al estadio Luna Park), 16 esculturas (que conmemorarían distintos elementos del peronismo como la independencia económica, la soberanía política, el trabajador, la razón de mi vida, el justicialismo y los derechos del trabajador, entre otros) un sarcófago de 400 kilos de plata y bronce (donde descansarían los restos de Evita), y la imponente figura del “descamisado” de 45 metros de altura y 43 mil toneladas de peso.


Parece increíble que algo así haya sido concebido. Dejando de lado la política partidaria, nos hemos perdido de una obra monumental que no existe en ninguna parte del mundo y que sería centro de atención turística para siempre (tal y como es la tumba de Napoleón hoy en Francia). Solo queda de ella los restos que no fueron destruidos por el gobierno militar y los cimientos que descansan bajo tierra a metros de la facultad de abogacía de la Universidad de Buenos Aires.


1: Facultad de Abogacía (U.B.A.)
2: Monumento a Mitre
3: Residencia presidencial/ Biblioteca nacional
4: Central de del Automóvil ClubArgentino
5: Floralis Genérica
6: Estudios de la televisión pública (canal 7, ex A.T.C.)

lunes, 1 de octubre de 2012

“Ampliación y mejoramiento del transporte público”, una promesa más…


¿No sería genial que, al menos, la mitad de lo que vemos en el video fuera real? Es solo una pregunta. No digo que se hagan todas, apenas la mitad. Solo con eso ya se habrían hecho más obras viales y de trazado urbano en la ciudad que los que puedo recordar en mi vida.

Caminar por La Boca a la vera de un Riachuelo limpio es un buen ejemplo de lo que me refiero, pero si agregamos la creación del parque central norte (en Plaza Francia), el parque lineal sur (en Constitución), la finalización de la línea “H”, la construcción de playas de estacionamiento en toda la Capital, el desvío del transporte publico a las grandes avenidas del centro, la peatonalización de calles y buses eléctricos para el desplazamiento, que también prometen, podemos evidenciar más un delirio que una realidad tangible.

Imaginarse todos esos proyectos realizados da una sensación (al menos a mí) poco frecuente: sentir que existe un compromiso con la gente. Cualquiera de las obras mencionadas precisan varios factores generalmente imposibles para la política de este país: consenso, constancia, estabilidad económica y política, aceptación, honestidad y trabajo. Si encontrarlos por separado es difícil no quiero imaginar cómo sería verlos juntos.

¿Por qué digo esto? Porque en ningún momento del video se establecen plazos, fechas, vencimientos o límites que definan una fecha para la efectiva inauguración de las obras y porque muchas de esas obras “faraónicas”, como la tunelización de la avenida 9 de Julio, fueron prometidas desde hace décadas.

Ojalá esté equivocado y el gobierno me haga tragar mis palabras. Hasta entonces son promesas que quedan en el aire, son proyectos destinados al fracaso.